Las orquídeas de nuestro entorno próximo

Llegada la primavera y socorridas por las frecuentes lluvias, la mayoría de las plantas de nuestro entorno dirigen todas sus energías hacia la reproducción, cuya función es la supervivencia de la especie a lo largo del tiempo. Para lograrlo, han de conseguir producir todo un sistema de captación de la luz solar. Los tallos y ramificaciones crecen y mantienen las hojas, verdadero órgano especializado en realizar la fotosíntesis. De manera que, tras los meses más fríos y escasos en luz solar, las aletargadas o renovadas hojas sustentan el desarrollo de las flores, que más tarde producirán las semillas, para lo que necesitarán la cooperación de animales polinizadores, generalmente insectos. Esta relación mutualista (plantas e insectos se benefician de la misma) ha generado, a través del proceso evolutivo, formas florales que para nosotros resultan sumamente estéticas debido a sus formas, colores y olores. De hecho, y por lo que se refiere sólo a las orquídeas, en horticultura se han producido más de 60.000 híbridos, es decir, el doble de las especies silvestres que existen en el mundo.
Ophrys tenthredinifera. Foto José Antonio Palomo

Sin embargo, la polinización por insectos parece estar en riesgo. Según un estudio recientemente publicado, las poblaciones de abejas han disminuido en Europa un 25% entre 1985 y 2005, el 46% de las 68 especies de abejorros europeos está en declive y el 24% en peligro de extinción. También las poblaciones de mariposas de pradera se han reducido a la mitad, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. Esta preocupante situación no sólo afecta a las especies de plantas silvestres, sino también a los cultivos, y por lo tanto a nuestra propia economía y alimentación. Las causas que están provocando este problema son la pérdida de hábitats, el impacto del cambio climático y las prácticas de la agricultura industrializada, como son los monocultivos y el uso intensivo de plaguicidas y herbicidas.

Ophrys scolopax. Foto José Antonio Jiménez
La familia de las orquídeas tal vez sea la que presente, entre la flora mundial, una mayor dependencia de los insectos polinizadores, pues son muchas las especies que se han especializado en atraer exclusivamente a un solo tipo de insecto, lo que ha generado orquídeas con flores espectaculares, sobre todo en bosques tropicales. Pero también aquí, en Extremadura, y concretamente en el entorno próximo de La Zarza, podemos encontrar una notable variedad de especies de orquídeas, gracias principalmente a la conservación del espacio y a la diversidad de suelos de la zona. De hecho, de las 45 especies presentes en Extremadura, al menos la mitad se documenta aquí, ocupando distintos biotopos: laderas de sierra con matorral, dehesas arboladas con pastizal, riberas de ríos y arroyos, bancales de cultivo, etc.

Las orquídeas europeas son plantas herbáceas de pequeño tamaño y vivaces, es decir, que la parte subterránea se mantiene viva durante varios años, mientras que la parte aérea se renueva anualmente, haciéndose visible por lo tanto solo durante unos meses, y floreciendo generalmente entre marzo y junio. Su nombre, empleado ya en el siglo IV a.C., deriva del griego orchis (testículo), haciendo referencia a los pseudotubérculos (parte subterránea y abultada de la que brotan las raíces) de las especies del género Orchis, cuya forma recuerda a dichos órganos masculinos. Las flores, generalmente situadas en la parte superior del tallo, que es recto y no ramificado, se disponen en influorescencias a modo de racimo o espiga. En muchas orquídeas uno de los pétalos de la flor, el labelo, presenta un peculiar desarrollo y, particularmente en las flores del género Ophrys, un asombroso parecido a las hembras de abejas, abejorros, avispas o arañas, atrayendo a los machos y facilitando así la polinización mediante el “engaño”.
Orchis morio. Foto José Antonio Jiménez

Cuando las temperaturas del verano agosten el campo, las orquídeas “desaparecerán”, entrando en fase de reposo y sobreviviendo gracias a las reservas de sus rizomas y pseudotubérculos. Es el momento, pues, durante estos meses de primavera, de pasear por nuestros campos y disfrutar de la observación y de la fotografía de las orquídeas, poniendo cuidado en no pisarlas y, por supuesto, no arrancarlas ni cortarlas, pues todas ellas son especies protegidas. La serapia verde (Serapias perez-chiscanoi) es la más vulnerable de las especies de orquídeas presentes en el entorno de La Zarza. Se trata de un endemismo ibérico, cuyos efectivos se encuentran casi íntegramente en la cuenca del Guadiana, y cuya existencia, junto con otras especies, ha justificado la reciente declaración de Sierra Utrera como Lugar de Interés Científico (LIC).

Serapias parviflora. Foto José Antonio Jiménez
Serapias perez-chiscanoi. Foto José Antonio Jiménez


















ESPECIES DE ORQUÍDEAS PRESENTES
EN EL ENTORNO DE LA ZARZA

Himantoglossum robertianum
Ophrys fusca
Ophrys incubacea
Ophrys lutea
Ophrys scolopax
Ophrys speculum
Ophrys tenthredinifera
Orchis champagneuxii
Orchis collina
Orchis italica
Orchis morio
Orchis papilionacea
Serapias cordigera
Serapias lingua
Serapias parviflora
Serapias perez-chiscanoi


Artículo publicado en Hoy La Zarza.

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